Hace una temporada que quiero hablar de Promethea, pero cualquiera habla de Promethea, sobre todo cuando los autores mismos buscaron alienar a su audiencia una vez la serie estuviera a medio cocer. Pero, como todo, o como muchos libros, es entrar y caer al vacío, tipo Alicia.
Premisa básica: podemos ser superhéroes. En un New York muy parecido al nuestro, pero en la que la ciencia es dominante, Sophie Bangs busca en cómics antiguos y series pulp de hace años a la elusiva Promethea, un personaje que aparece y desaparece de la nebulosa de la ficción colectiva a intervalos. ¿Conocéis el dicho de cuidado con lo que deseas? Pues eso le pasa a Sophie, que la encuentra, mejor dicho, que encuentra su última encarnación en Barbara Shelley. Y es que Promethea es una representación, es la imaginación, la emoción, el sentimiento, expresado a través de la ficción y el arte y como tal "aparece" cuando alguien la pinta, la describe, la escribe. ¿Y cómo aparece? al estilo superhéroe (Wonder Woman, Xena?).
Es por eso que Promethea no es dos veces igual, Promethea a lo largo de sus representaciones a manos de distintos artistas posee y ha poseído virtudes y poderes distintos… y la Promethea de Sophie es y será la Promethea más poderosa de todas, así es como la escribe Sophie al fin y al cabo.
Pero con tanto poder, a Promethea le aparecen nuevas responsabilidades, enemigos, maestros, confidentes y un viaje a través de la inmateria hacia el árbol de la vida y los arcanos mayores del Tarot en busca de iluminación, camino, tao, whatever-you-will. Y es esta la parte que resulta compleja, la filosofía inherente a una espiritualidad en muchos sentidos considerada habladurías.
La tanjente: mi abuela, católica a su manera y muy creyente, era también aficionada a la astrología. Tanto que en casa empezamos a llamar "aquelarres" a sus reuniones astrológicas. Según las premisas de la religión católica, la astrología es ficción, herejía (no me citéis en esto) pero, sobre todo, y ante todo, perjudicial para el creyente (... la ironía). Cómo para ella no eran contradicciones, nunca lo entenderé, pues a pesar de que entiendo de contradicciones humanas, soy atea, así que me falta una de las bases para poder entender su sistema de valores. Con todo esto, si que recuerdo las fascinantes historias que se acumulaban una tras otra en las cartas del tarot que me enseñaba, los símbolos, la narración que surgía de cada una de ellas, producto de años de practicantes y sus distintas voces. Una tras otra, mientras las echaba, lo que estaba construyendo para mi era una historia, una historia de potencialidad inherente.
¿Creo en ello? en gran medida es probable que sea de lo menos espiritual que os hayáis encontrado nunca, pero las historias me fascinaban en su infinita capacidad de posibilidades.
Promethea es como tener delante a Alan Moore haciendo lo mismo, explicándome una historia, una detrás de otra, siguiendo un orden y lentamente explicándome, con una nueva voz, una historia que se parece a algo que has oído antes*. No tienes que creer en ella, esto no es doctrina, y no necesitas de aquel maravilloso vocablo que parece engullir explicaciones, fe… solo imaginación.
*El truco de usar referéncias culturales… Promethea? Sophie?
La entrada es magnífica y la ilustración una verdadera pasada.
ResponderEliminarTengo que investigar unpoco el tema
Besos
En castellano quizás lo encuentres en una biblio, porque Norma ya lo tiene descatalogado, lo que es una pena… si lees en inglés puedes encontrarla por internet seguro :) Son unos cómics preciosos!
EliminarYo los leí hace un par de años. Creo que eran cinco o seis los volúmenes recopilados en castellano. No era mi primer Moore, pero admito que todo se volvió extraño e ilusorio. La historia de los supervillanos en esa megalópolis en la que la amiga de la protagonista tenía que hacerles frente me conquistó.
ResponderEliminarLo otro no lo entendí muy bien. Pero me pareció un viaje precioso. La magia, la reencarnación, la mera existencia imaginativa y transformadora digna de la invocación de Promethea me hipnotizó.
La existencia de una Promethea invocada por un hombre o el enfrentamiento de dos de ellas, porque, claro, pueden ser dos aquellas que invoquen sus poderes.
Sí, fue raro, masónico e hipnótico. Pero el cambio de estilos me dejó la pie en carne viva. Una verbena digna. Cuando me enteré de que el dibujante sería el mismo que llevaría a cabo la precuela de Sandman no pude más que alegrarme muchísimo. Porque sabe lo que se hace, porque sabe darle fuego a las mentes más maravillosas de nuestro tiempo. Moore, Gaiman.
Quiero conocer a tu abuela. En este tiempo o en otro.
Un saludo.
Es raro, es muy raro, eso no se puede negar, pero como bien dices, el viaje merece la pena. La imaginación, la transformación, la magia y como lo plasma el dibujante son dignos de leerse.
EliminarHay algo muy pulo en los superheroes y villanos, no se si te fijaste? algunos de ellos incluso los dibujan como si fuera un cómic de los años 40-50!
Me ha encantado lo de masónico, pues tiene mucho de ello, y no se me ocurrió en su momento, pero tienes razón.
Mi abuela en otro tiempo ya será, pero, sí, toda ella era una experiencia en si misma de la que nunca salías igual :)
Esta etapa de Moore es sin duda una de las mejores de su carrera. Encadaneba mes a mes números de "Top Ten", la "League of Extraordinary Gentleman", "Tom Strong" y, por supuesto, "Promethea" y el nivel era altísimo. No sé como se las arreglaba para facturas 4 o 5 cómics memorables al més, pero él jura y perjura que fue debido a su conversión a la magia. Si el maestro lo dice, será verdad.
ResponderEliminarPues si que será lo de la magia… como bien dices, si el lo asegura será por eso. No sabía que fuera de una etapa tan prolífica. Hay veces que autores y dibujantes me sorprenden con esta enorme capacidad de crear mucho de golpe, magia indeed!
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