’THIS is the saddest
story I have ever heard’. En parte puede que tenga razón, y no, únicamente, por los motivos que uno se pueda inicialmente
imaginar.
Como he mencionado en otras ocasiones, la Primera Guerra Mundial marcó, en muchos aspectos, a toda una generación
de hombres y mujeres que (como en estos casos ocurre) se tuvieron que replantear
la realidad en la que vivían y en la que iban a vivir a partir de entonces. En
el caso de The Good Soldier, la influencia es extrañamente particular:
Ford escribió el libro justo antes de la guerra con la intención de llamarlo A
Tale of Passion, pero debido al carácter de su protagonista principal, los
temas de la novela y la realidad circundante del momento, terminó usando el epíteto
de The Good Soldier irónicamente al referirse al libro y a su narrador principal… y así
se quedó.
¿Cuál es esa historia triste? La
amistad entre el matrimonio americano John Dowell y su mujer Florence y
los ingleses Ashburnam, Edward y Leonora, a lo largo de nueve años viviendo por
Europa. ¿Y que puede tener de triste? El profundo sinsentido de todo, incluso
de los trágicos hechos que precipitaran la creación del relato.
John Dowell, el narrador, nos navega, a su manera, por un mundo de impresiones (y, evidentemente, pasiones) en el que nada es lo que parece
inicialmente, y en eso reside gran parte de la tristeza: la inconsistencia de
Dowell como narrador de los hechos. Para muchos, Dowell es una figura inevitablemente
trágica pues vive engañado por la superficie de todo aquello que le rodea;
personalmente, creo que es doblemente trágica (o doblemente patética) ya que
Dowell es probablemente consciente de ese engaño, de esa farsa en la que todos
le rodean; al fin y al cabo, su presunta “inocencia” parece casi un crimen
comparada con la clara comprensión de las circunstancias de Leonora,
Florence y, hasta cierto punto, Edward.
Es difícil encontrar y explicar
el tema de la novela (en muchos aspectos The Good Soldier, es una
de las novelas más controvertidas del ‘Modernism’ inglés), y quizás eso
sea el tema en si mismo: lo absurdo del mundo en el que hasta ahora se ha
vivido, el replanteamiento de lo que es importante, si es que hay algo que lo
sea. Por que a eso nos adentramos una vez empezamos el libro: a un mundo de confusión y de pérdida.
Es uno de los más grandes libros que he leído en los últimos años.
[Photo via Lost Splendor, Archivos Drake Goodman]
[Photo via Lost Splendor, Archivos Drake Goodman]
Un gran libro, desde luego. Lo leí hace años y aún lo recuerdo vívidamente. Además, me parece magistral cómo Ford maneja ese narrador poco fiable, que participa de la historia sin comprender (o haciéndolo ver al menos) lo que ocurre en realidad.
ResponderEliminarHay algo en la narración que te hace dudar, en algunas ocasiones, de si Dowell es tan inocente como aparenta, y ese equilibrio me pareció genial. Me alegra que coincidamos!
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