El nombre de Colm Tóibín es, en general, poco conocido en el mundo literario español dónde solo unos pocos de sus libros se han traducido y desde el 2004 (más o menos) nada nuevo ha aparecido en el mercado, excepto, quizás, reediciones de los 3 o 4 que se pueden encontrar.
Henry James no es, evidentemente, tan desconocido, pero a estas alturas y teniendo en cuenta la actitud de la mayoría ante los clásicos, dudo que sea mucho más leído. Tampoco es de extrañar, Henry James no es un autor fácil de seguir.
Pero ¿qué tienen en común Henry James, muerto en 1916 y el más inglés de los ingleses teniendo en cuenta que nació en los EUA, con el escritor irlandés Colm Tóibín? The Master.
En The Master la vida y obra de Henry James se mezclan de manera irremediable e irresistible. Colm Tóibín presenta a un Henry James artista para quien la escritura, la narración, la construcción de historias, escenas, personajes, es más importante en ocasiones que cualquier consideración sentimental. Un Henry James asceta, observador, cruel y tierno a la vez; incapaz de salir de su papel de observador incluso cuando, en ocasiones, lo desea con todo lo que es. Un Henry James que escoge ese papel a conciencia.
Colm Tóibín usará varias fechas medianamente significativas de la vida de Henry James para recrear y profundizar en los procesos creativos de un escritor y cuales son sus fuentes de inspiración, sus modelos, y como se pueden cambiar, remodelar, subvertir al servicio de la historia que se quiere crear. Y de allí la importancia de la memoria a lo largo del libro, su uso, su distorsión, su emoción. El Henry James de Tóibín recurre a la memoria constantemente y la multitud de cuadernos de notas, la letra escrita (una curiosidad, pues en cierto momento toda la escritura de H. James se convirtió en un proceso más mental-verbal que escrito), se convierten en los habituales instrumentos para activar esa memoria (los diarios de su hermana, las notas de los directores de teatros, la multitud de cartas...). De esta manera, obra y vida se interfieren.
H. James será distante y asceta pero su arte, en todo su esteticismo y virtuosidad linguística, es quizás lo más personal y sentimental de si mismo y es esa sutileza la que permea en gran medida su escritura. Y es, quizás, por ese mismo motivo que vida su sentimental-sexual fue tan inexistente, tan poco "íntima", para mantener un rincón de si mismo aún privado, personal, propio.
[Edición en castellano: Edhasa.]
Henry James no es, evidentemente, tan desconocido, pero a estas alturas y teniendo en cuenta la actitud de la mayoría ante los clásicos, dudo que sea mucho más leído. Tampoco es de extrañar, Henry James no es un autor fácil de seguir.
Pero ¿qué tienen en común Henry James, muerto en 1916 y el más inglés de los ingleses teniendo en cuenta que nació en los EUA, con el escritor irlandés Colm Tóibín? The Master.
En The Master la vida y obra de Henry James se mezclan de manera irremediable e irresistible. Colm Tóibín presenta a un Henry James artista para quien la escritura, la narración, la construcción de historias, escenas, personajes, es más importante en ocasiones que cualquier consideración sentimental. Un Henry James asceta, observador, cruel y tierno a la vez; incapaz de salir de su papel de observador incluso cuando, en ocasiones, lo desea con todo lo que es. Un Henry James que escoge ese papel a conciencia.
Colm Tóibín usará varias fechas medianamente significativas de la vida de Henry James para recrear y profundizar en los procesos creativos de un escritor y cuales son sus fuentes de inspiración, sus modelos, y como se pueden cambiar, remodelar, subvertir al servicio de la historia que se quiere crear. Y de allí la importancia de la memoria a lo largo del libro, su uso, su distorsión, su emoción. El Henry James de Tóibín recurre a la memoria constantemente y la multitud de cuadernos de notas, la letra escrita (una curiosidad, pues en cierto momento toda la escritura de H. James se convirtió en un proceso más mental-verbal que escrito), se convierten en los habituales instrumentos para activar esa memoria (los diarios de su hermana, las notas de los directores de teatros, la multitud de cartas...). De esta manera, obra y vida se interfieren.
H. James será distante y asceta pero su arte, en todo su esteticismo y virtuosidad linguística, es quizás lo más personal y sentimental de si mismo y es esa sutileza la que permea en gran medida su escritura. Y es, quizás, por ese mismo motivo que vida su sentimental-sexual fue tan inexistente, tan poco "íntima", para mantener un rincón de si mismo aún privado, personal, propio.
[Edición en castellano: Edhasa.]
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