19 enero 2014

The Magus de John Fowles




Una de las últimas fotos de un libro que puse aquí fue la de The Blessing de Nancy Mitford, que encontré en una tienda de segunda mano en Georgetown.

Me compré The Blessing cuando el libro que me tenía atrapada en aquel momento, The Magus de John Fowles, me dejaba completamente exhausta sólo con un par de páginas; a pesar de eso volví encantada y bien rápido a él. La frivolidad de Mitford me dejó, no puedo negarlo, levemente indiferente frente al complicado juego al que Fowles se arriesgaba.

Por otra parte, quien me hubiera dicho que mi primer impulso al terminarlo fuera exclamar más de un improperio y desear lanzarle el libro a la cara al primero que se me cruzara... ante lo que no pude evitar darme cuenta de estar, de repente, actuando como Nicholas en medio de una de sus rabietas. Es entonces que me paro, me miro el libro y no puedo evitar reírme, risa de disgusto, de incredulidad y de, por que negarlo, cierta complicidad, soy una de las iniciadas.

Pocas veces me encuentro con un libro con el que me tengo que pelear tanto, que me hace pensar, que me exaspera, me cansa y que sólo en pocas ocasiones me satisface. Pocas veces me encuentro con un personaje al que detesto tanto como a Nick, pero que por algún motivo no puedo evitar compadecer y simpatizar en ocasiones. No ha sido nada fácil llegar hasta el final sin darme por vencida, pero la responsabilidad es toda mía y esa es una de las maravillas del libro, nos ha avisado, una y otra vez de que todo lo que ocurre no es más que un juego mental, una manipulación... es mi propia responsabilidad la de quedarme hasta la última página y seguir intentando sobrevivir el juego mental al que me somete.

Si hubiera querido lo podría haber dejado, nadie me obliga a quedarme hasta el final. Será que he terminado formando parte de mi propia conspiración. 

4 comentarios:

  1. A mi me gustan los libros que me hacen reaccionar de alguna forma. Creo que así han cumplido con su cometido, el de removernos algo por dentro: conocimiento, indignación... no importa cual. No hay nada más triste que un libro que no te dice absolutamente nada.
    Un saludo.

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    1. A mi también no te creas, pero este ha sido de los que más me han costado, a brazo partido a veces, lo suficiente intenso para que recuerde la pelea aún. Como bien dices, no hay nada más triste que un libro que no te dice nada.
      Un saludo!!

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  2. ¿Sabes? Creo que los únicos libros que han permanecido conmigo durante mis vidas, mis ciudades y mis asesinatos han sido esos que, tras su lectura, he deseado lanzarlos a la cara de alguien. Para herir, para alejarlos de mí, para obligar a otros a que los lean. Para desvincularme de algo que ha enraizado dentro de mí sin pedir permiso.

    ¿Sabes? Siempre vi el ejemplar de Compactos Anagrama, naranja chillón horrendo y atrayente a la vez. Siempre me pareció una buena lectura y luego nunca me sentí preparado. Todo es raro lo sé. No sé si me estoy expresando correctamente en un idioma que podamos compartir. Ya que este libro tiene sus propias pautas y hasta yo, que nunca me atreví a leerlo, entiendo eso.

    Little bye!

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    1. Creo que entiendo un poco que quieres decir; aún no estoy segura de haber entendido todo lo que podría entender del libro, es uno de aquellos que cuesta de agarrar, no se exactamente que ritmo ha seguido o que ritmo he seguido yo al leerlo. Sus patrones y pautas son inesperados y te comen por dentro... pero no puedo más que pensar en él y seguro que seguiré pensando en él durante tiempo.

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