Es uno de esos días de frente al ordenador, un texto que leer, notas que tomar, intentar conectar la neurona mientras lees. Internet de por medio para aliviar o distraer. Ni los ojos ni la espalda me lo agradecen pero imprimir más de 400 páginas me parece un malgasto terrible. Locuras modernas, supongo.
Incapaz de empezar sin algo de precalentamiento, la costumbre es mirar el correo, facebook, a veces flickr o blogger. El documento con el texto ya abierto, salto de una pantalla a la otra hasta que finalmente consigo centrarme en una sola. Al menos durante un par de horas, mi cabeza siempre necesita distraerse, yo necesito distraerme cada x tiempo o reviento.
Me levanto y paseo, arreglar un par de cosas por casa mientras y volver a mirar la biografía de facebook, me lleva al enlace de un mini-documental de 20 minutos de VICE (revista que no me entusiasma, pero que no puedo evitar mirar de vez en cuando, su obsesión con el mundo de la droga es humanamente morboso) sobre el krokodil, que en mis felices cerros desconocía por completo. VICE acostumbra a ser lo suficientemente explícita, siempre jugando con las cartas del 'in-your-face-white-trash', que alimenta mi pasión culpable por la estética de la transgresión y autoglorificación, así que me extraña lo recatado e inocente que es el documental (de un kilometro lejos se veía que uno de sus informantes no volvería una vez hubieran comprado la parafernalia, para no verlo hay que ser novato de verdad o haberlo ideado para crear una narrativa específica que huele a falsedad, aún no me he decidido). Así que me dedico a buscar que es esto del krokodril también por internet y mi arrogancia me la devuelve gorda, pues en dos minutos he tenido que volver atrás escaldada por lo que he encontrado.
Me gustaría lavarme los ojos después de ver lo que he visto. Me quedo con una neblina triste durante el resto del día. Pero es la hora de comer, es la hora de ese té que sustituye al café, de descansar un rato antes de volver a enfrentarme al mundo del texto.
Repitamos proceso, incluyendo ahora un paseo por tumblr, peso en imágenes, feminismos modernos y cultura geek. Qué siempre da tema para reír y, como si nada (aunque eso es imposible pues de momento la neblina se convierte en melancolía), de vuelta al tajo para ver que sacamos en claro de esta voz que me ha tocado leer.
La tarde se oscurece en atardecer y parece que sea un día de documentales, probablemente el 'all-american' de este trabajo me hace pensar en lo extraño que a veces me parece eso del 'all-american', en la narrativa que lo sustenta y eso me lleva a ciertas imágenes que recuerdo de Searching for the Wrong-Eyed Jesus, a unas fotos que una vez encontré por internet de pescadores de catfish en los pantanos del profundo sur y algunos de los pobladores de Bowling for Columbine.
No ceno mucho desde que la ansiedad de dejar de fumar ha disminuido así que decido de nuevo dejar de leer. Por qué necesito confirmar de nuevo algo que ya he visto es un proceso que desconozco, así que me pongo Bowling for Columbine, buscando esas escenas que recuerdo, pero a mitad me doy cuenta que hoy estoy demasiado triste para procesarlo, prefiero la barbarie de la ficción coloreada con un par de episodios de Utopia.
Es bastante tarde, pero tengo la malísima costumbre de hacer algo, ya sea leer, escribir, pasearme por internet, ver una película, hasta caer rendida a las tantas. Carece de sentido, pero de momento no se como funcionar sin el proceso de agotarme mentalmente. De paseo por este agujero o pangea (Wolfville me inspira el término) me encuentro con el documental de Pearl Jam 20: mi interés por el grupo es algo que ha cambiado con los años, pero para mi siempre ha habido algo profundamente romántico en esa fascinación.
Algunas de las escenas me hacen pensar en aquellos años, 14 apenas 15, cuando mi paradigma de escuela de monjas se transforma en instituto público, en aquellos años de conocer a más gente como yo, aunque ni idea de como es ese yo. Y, por supuesto, me hace pensar en cómo llegué a ellos, a Pearl Jam. No fue por televisión pues creo que solo por casualidad conseguí una vez grabar un video de Soundgarden, 'Black Hole Sun' que la pusieron una temporada, pero a Pearl Jam lo de los vídeos nunca les ha ido mucho. Además recuerdo no tener demasiado dinero, pero los cassettes vírgenes (magnífica expresión, por cierto) no eran demasiado caros, así que alguien me grabo Ten.
Creo que los cassettes se debieron gastar de lo mucho que me puse a Pearl Jam durante aquellos años. Debí conseguir ahorrar lo suficiente cuando salió Vitalogy para conseguirlo en CD, pero no estoy segura de que no fuera un regalo de navidad. Por la misma época, conseguí también copias de Nevermind y Superunknown, poco a poco, grabados en cassettes o ahorrando. Algunas revistas empezaban a escribir artículos, pero nunca leí muchos, y en Verkerke podías comprarte algún póster. El hecho de que un amigo no me devolviera mi cd de Vs es algo que aún a estas alturas me cabrea.
Fue un proceso lento de descubrimiento, acceder a un tipo de cultura que sólo entonces empezaba a llegar era complicado, sobre todo cuando empiezas también a descubrir que también te encanta leer y el dinero que tienes es limitadísimo (que las cervezas y el tabaco no se pagan solos). Los objetos físicos, los cd's, cassettes, revistas, pósters, adquirían un cierto fetichismo conservador; el proceso de conocer a alguien que te lo pudiera grabar, que pudieras entrar en Alpha o el Universal a bailar esas mismas canciones, ver como tu amiga conseguía aprender la melodía de no-sé-que-canción en la guitarra... otorgaba a este mundo una sociabilidad que contrasta con todo el proceso de información-culturización en solitario que he estado haciendo durante todo el día.
Excepto que compartirlo aquí ha sido uno de mis primeros impulsos, así que en realidad lo que ha cambiado es el cómo.
Pasados unos 20 años, accedo al mismo objeto cultural, pero de forma distinta. Ese cambio de paradigma es lo que me interesa observar, el romanticismo de la búsqueda y la teorética democratización de la cultura que internet aporta.
¿Conclusiones? Las que otorgue el tiempo, imagino. No soy de las derrotistas que conceden al pasado características de mito perdido y me interesa ver como evolucionamos, sobre todo frente a un establishment que justo estos días a vuelto a demostrar lo interesado que esta en la cultura.
[Foto vía Bloodmilk]
Me levanto y paseo, arreglar un par de cosas por casa mientras y volver a mirar la biografía de facebook, me lleva al enlace de un mini-documental de 20 minutos de VICE (revista que no me entusiasma, pero que no puedo evitar mirar de vez en cuando, su obsesión con el mundo de la droga es humanamente morboso) sobre el krokodil, que en mis felices cerros desconocía por completo. VICE acostumbra a ser lo suficientemente explícita, siempre jugando con las cartas del 'in-your-face-white-trash', que alimenta mi pasión culpable por la estética de la transgresión y autoglorificación, así que me extraña lo recatado e inocente que es el documental (de un kilometro lejos se veía que uno de sus informantes no volvería una vez hubieran comprado la parafernalia, para no verlo hay que ser novato de verdad o haberlo ideado para crear una narrativa específica que huele a falsedad, aún no me he decidido). Así que me dedico a buscar que es esto del krokodril también por internet y mi arrogancia me la devuelve gorda, pues en dos minutos he tenido que volver atrás escaldada por lo que he encontrado.
Me gustaría lavarme los ojos después de ver lo que he visto. Me quedo con una neblina triste durante el resto del día. Pero es la hora de comer, es la hora de ese té que sustituye al café, de descansar un rato antes de volver a enfrentarme al mundo del texto.
Repitamos proceso, incluyendo ahora un paseo por tumblr, peso en imágenes, feminismos modernos y cultura geek. Qué siempre da tema para reír y, como si nada (aunque eso es imposible pues de momento la neblina se convierte en melancolía), de vuelta al tajo para ver que sacamos en claro de esta voz que me ha tocado leer.
La tarde se oscurece en atardecer y parece que sea un día de documentales, probablemente el 'all-american' de este trabajo me hace pensar en lo extraño que a veces me parece eso del 'all-american', en la narrativa que lo sustenta y eso me lleva a ciertas imágenes que recuerdo de Searching for the Wrong-Eyed Jesus, a unas fotos que una vez encontré por internet de pescadores de catfish en los pantanos del profundo sur y algunos de los pobladores de Bowling for Columbine.
No ceno mucho desde que la ansiedad de dejar de fumar ha disminuido así que decido de nuevo dejar de leer. Por qué necesito confirmar de nuevo algo que ya he visto es un proceso que desconozco, así que me pongo Bowling for Columbine, buscando esas escenas que recuerdo, pero a mitad me doy cuenta que hoy estoy demasiado triste para procesarlo, prefiero la barbarie de la ficción coloreada con un par de episodios de Utopia.
Es bastante tarde, pero tengo la malísima costumbre de hacer algo, ya sea leer, escribir, pasearme por internet, ver una película, hasta caer rendida a las tantas. Carece de sentido, pero de momento no se como funcionar sin el proceso de agotarme mentalmente. De paseo por este agujero o pangea (Wolfville me inspira el término) me encuentro con el documental de Pearl Jam 20: mi interés por el grupo es algo que ha cambiado con los años, pero para mi siempre ha habido algo profundamente romántico en esa fascinación.
Algunas de las escenas me hacen pensar en aquellos años, 14 apenas 15, cuando mi paradigma de escuela de monjas se transforma en instituto público, en aquellos años de conocer a más gente como yo, aunque ni idea de como es ese yo. Y, por supuesto, me hace pensar en cómo llegué a ellos, a Pearl Jam. No fue por televisión pues creo que solo por casualidad conseguí una vez grabar un video de Soundgarden, 'Black Hole Sun' que la pusieron una temporada, pero a Pearl Jam lo de los vídeos nunca les ha ido mucho. Además recuerdo no tener demasiado dinero, pero los cassettes vírgenes (magnífica expresión, por cierto) no eran demasiado caros, así que alguien me grabo Ten.
Creo que los cassettes se debieron gastar de lo mucho que me puse a Pearl Jam durante aquellos años. Debí conseguir ahorrar lo suficiente cuando salió Vitalogy para conseguirlo en CD, pero no estoy segura de que no fuera un regalo de navidad. Por la misma época, conseguí también copias de Nevermind y Superunknown, poco a poco, grabados en cassettes o ahorrando. Algunas revistas empezaban a escribir artículos, pero nunca leí muchos, y en Verkerke podías comprarte algún póster. El hecho de que un amigo no me devolviera mi cd de Vs es algo que aún a estas alturas me cabrea.
Fue un proceso lento de descubrimiento, acceder a un tipo de cultura que sólo entonces empezaba a llegar era complicado, sobre todo cuando empiezas también a descubrir que también te encanta leer y el dinero que tienes es limitadísimo (que las cervezas y el tabaco no se pagan solos). Los objetos físicos, los cd's, cassettes, revistas, pósters, adquirían un cierto fetichismo conservador; el proceso de conocer a alguien que te lo pudiera grabar, que pudieras entrar en Alpha o el Universal a bailar esas mismas canciones, ver como tu amiga conseguía aprender la melodía de no-sé-que-canción en la guitarra... otorgaba a este mundo una sociabilidad que contrasta con todo el proceso de información-culturización en solitario que he estado haciendo durante todo el día.
Excepto que compartirlo aquí ha sido uno de mis primeros impulsos, así que en realidad lo que ha cambiado es el cómo.
Pasados unos 20 años, accedo al mismo objeto cultural, pero de forma distinta. Ese cambio de paradigma es lo que me interesa observar, el romanticismo de la búsqueda y la teorética democratización de la cultura que internet aporta.
¿Conclusiones? Las que otorgue el tiempo, imagino. No soy de las derrotistas que conceden al pasado características de mito perdido y me interesa ver como evolucionamos, sobre todo frente a un establishment que justo estos días a vuelto a demostrar lo interesado que esta en la cultura.
[Foto vía Bloodmilk]
Excelso artículo!!! La verdad es que es una rutina muy parecida a la mia y, supongo, a la de muchos internófilos de pro. Yo desde luego soy un neanderthal en muchos aspectos tecnológicos pero... ¿Documentales sobre los "west memphis 3" a un click? ¿Información enciclopédica sobre "Star Trek"? ¿Los fanzines que editó Alan Moore con 16 años descargados en 3 segundos? ¿El Pdf con el relato "Planet Triphilon" de Foster Wallace que se menciona en su biografía pero el escritor jamás recopiló en ninguno de sus libros? ¿Reportajes de gente tan enferma como yo sobre Flaubert, Melville, Arrabal, Batman, Conan...? ¿Actuaciones subtituladas de George Carlin o John Belushi?
ResponderEliminar¡Si esto es el futuro, no paréis el tren porque yo no me bajo!
P.D: Me mola tanto esa foto que la robo para mi Facebook. ¡Ah! Y te he agregado, ya que estamos.
XD, la de cosas que nunca hubieras esperado conseguir que ahora internet te proporciona con un poco de maña. A mi me encanta poder aprender absurdidades varias, igual que otras que pueden ser consideradas más serias (aunque lo cierto es que viviendo por una temporada con una persona bastante mayor, puedo asegurar la relatividad de lo que es serio y lo que no).
Eliminar¡Me gusta también el tren!
PD: ... casualidades, Eddie Vedder es uno de los que más han trabajado como figura pública para aclarar la historia de los "West Memphis 3", documentales que también me he terminado viendo (en dvd por un amigo y por internet)