29 agosto 2013

The Visitor de Maeve Brennan


En el interés de una pseudo honestidad literaria admito haber escrito y re-escrito esta entrada unas 3 o 4 veces. No sé en que me engancho, pero no puedo evitar editarme, reduciendo mi tendencia a la palabrería para poder conseguir encontrar esa extraña pasión, escondida entre matorrales de parquedad, de la prosa de Maeve Brennan.

Supongo que también es porque clasificar a cualquiera de las mujeres que habitan The Visitor es uno de aquellos trabajos difíciles de emprender... me gustan todas, pero, dios mío, también las detesto a todas. Incluyendo a nuestra supuesta "heroína". Pero es que no nos lo ponen fácil, a pesar de que con ellas apenas llegas a pasar una o dos tardes cómo máximo.

Cuando Anastasia King vuelve a la casa de su infancia en Dublín para finalmente encontrar y construir un hogar con su abuela, no sabe en que mundo acaba de entrar. Después de vivir 6 años en París con su madre, que escapó allí huyendo aún no sabe muy bien porqué, lo que Anastasia descubre al volver es el motivo de esa huida. Y es que Anastasia vive anclada en la nostalgia de un hogar que dejó hace tiempo de serlo y frente a esa necesidad emocional de volverlo a encontrar, se topa, una y otra vez, con el muro de su abuela, que con una frialdad endémica y enfermiza no tiene sitio para nada y nadie.

Tras unos cuantos años de experiencia personal creo poder confirmar que, en ocasiones, no hay nada más exaltado que las emociones de una chica adolescente. Casi parece que tu propio cuerpo te traicione y de repente te encuentras en mitad de unas montañas rusas. Por otra parte, tradición dice que cualquier exceso de emoción por parte de una mujer cae en el campo semántico de la histeria y que ser "emocional" no es buenas formas.

Sería fácil dejarse llevar y convertir a Anastasia en una víctima frente a la frialdad monstruosa de su abuela, si no fuera que ambas sufren de la misma patología: un egoísmo enfermizo que se expresa en distintas formas, ambas igual de válidas, ambas igual de destructoras para consigo mismas y hacia la otra. Y aunque la experiencia le da la victoria clara a Mrs King, no hay nada más glorioso que la derrota de Anastasia.

Pero, cuidado..
El que lucha con monstruos debe tener cuidado para no resultar él un monstruo. Y si mucho miras a un abismo, el abismo concluirá por mirar dentro de ti. (Nietzsche)
Maeve Brennan sabía mucho de abismos y monstruos. El monstruo de Frankenstein la terminó persiguiendo a ella también.



2 comentarios:

  1. Hola! Vengo desde el blog de Yossi, gracias a la recomendación que ha hecho en su blog.
    Me ha gustado mucho tu blog. Aparte del contenido, el diseño me encanta, muy elegante.
    No conozco ni la autora ni el libro, pero has hecho que me pique mucho la curiosidad, voy a investigar un poco por ahí.
    1beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola! muchas gracias por pasarte, qué bien que te guste el blog XD
      Un beso grande

      Eliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...