26 octubre 2012

A Dance to the Music of Time: Second Movement de Anthony Powell

Recomendar tres novelas en una es quizás un absurdo, pero quizás es el menor de los absurdos teniendo en cuenta que si hiciera la reseña uno por uno, acabarían siendo doce.

El segundo volumen de A Dance to the Music of Time: Second Movement reune At Lady Molly's, Casanova's Chinese Restaurant y The Kindly Ones, en lo que bien podría definirse una versión inglesa del Hola! de clases altas (más de uno las define con palabras parecidas). Si, por supuesto, pasamos por alto la crítica inherente en todas ellas a una clase social, la inteligencia de la estructura de cada una de las novelas (sobre todo en The Kindly Ones), al cierto toque dickensiano en algunos de sus carácteres, y a un fantástico dominio del lenguaje. 

Nick Jenkins sigue siendo el centro observador de todas ellas, la mirada que regula y, de forma muy sutil, crítica los círculos en los que se adentra. La historia personal de Nick sigue quedando relegada a un segundo plano, pero es también capaz de definir el tono al que el resto de la historia gira.

Son novelas en las que una nueva generación de adultos se establece en el grupo social al que pertenecen, en la que los jóvenes universitarios de los tres primeros volúmenes empiezan a ver resultados en sus carreras tanto sociales como profesionales. Nick empieza a trabajar como guionista de cine y su pasión por el arte le lleva a mundillos de la farándula y la música, a esa línea divisoria en la que actores, músicos y gente *in* se mezclan y revuelven (y cómo se revuelven). 

Los sospechosos habituales de las primeras novelas siguen apareciendo, sobre todo el inimitable Widmerpool, cada vez más ridículo y cada vez más poderoso, reflejo y contrario del mismo Nick. Nuevos carácteres aparecen, entre ellos la futura esposa de Nick... y, aunque lo parezca, no os avanzo nada, pues el mismo Nick lo menciona nada más aparece Isobel en escena. Pues Anthony Powell sigue usando el tiempo de forma flexible, adelante y atrás, alargándolo y acortándolo en valor de seguir una línea argumental temática. Algo que se nota (y de manera maravillosa) sobre todo en The Kindly Ones y que, en este caso particular, da a la novela una atemporalidad muy particular marcada por un hecho histórico inevitable, la  Segunda guerra en Europa. La atemporalidad de estar frente a un precipicio al que nos hemos de tirar, esa inspiración previa.

No lo negaré, hay momentos en que me pierdo entre los personajes y momentos en que me canso de ellos, es, al fin y al cabo, algo curioso leer (una acción profundamente solitaria e introspectiva) constantemente sobre gente, gente y más gente. Pero siguen siendo divertidas, pues es precisamente esa gente que no puede evitar sus extrañeces humanas las que nos hace reír.



PS: Una última nota, no soy muy creyente en las casualidades artísticas, menos aún las literarias, así que si el bisabuelo de Sybil Trelawney es el muy real (jajaja!) Aleister Crowley, antes a, sin duda, pasado por el matiz del Dr Trelawney y su secta ocultista, quienes se dedican a trotar por los campos ingleses con túnicas y el pelo largo, de Anthony Powell.





[Imagen de My Vintage London Tumblr]

2 comentarios:

  1. Desde que empezaste a comentarlos, tengo ganas de ponerme con ellos. Lo malo es que siempre que los busco en la biblioteca falta el primer volumen. ¡Ay! ¿Quién será el adicto?
    Y gran descubrimiento el que me acabas de hacer con esas fotos vintage. Me voy a cotillear...

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    Respuestas
    1. XD ya es mala suerte!
      Y seguro que te gusta el tumblr, casi parece hecho para ti!

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